SOBRE LA PROTECCIÓN DE PIEL
¿Qué ocurre cuando practicamos deportes de montaña? Si hay un lugar en el que no podemos dejar de aplicarnos un buen protector solar, es precisamente ahí, en la montaña. Veamos el por qué:
Los rayos solares pueden afectarnos en todos los sitios, pero a medida que subimos en altitud, van aumentando y multiplicándose los efectos de la radiación solar considerablemente.
- Altitud. A mayor altura, mayor intensidad de radiación ultravioleta. Cada 300 metros de altitud, aumenta un 4% el nivel de la radiación ultravioleta.
- Radiación reflejada. La exposición al sol se intensifica un 80% con la nieve, frente a un 5% en la hierba, 10% en el agua y el 25% en la arena blanca.
- Nubes y contaminación. La cubierta de nubes y la contaminación de capitales como Madrid retienen la radiación UVB, tanto cuanto más gruesa es, pero la montaña es muy diferente. Se estima que solo el 10% de la radiación es filtrada por las nubes, por lo que aportan una falsa sensación de protección. Ese “sol invisible” suele ser el responsable de quemaduras solares inesperadas.
- Gotas de agua sobre la piel. Sécate bien la sudor o nieve derretida sobre tu piel, el “efecto lupa” de las gotas de agua favorece las quemaduras solares y minora la eficacia de los fotoprotectores.
Debemos saber que la nieve refleja los rayos ultravioleta cinco veces más que la arena de la playa, por lo que el daño que puede sufrir nuestra piel es importante (Causando quemaduras muy graves). Además de eso, las bajas temperaturas habituales en las zonas montañosas, el viento y el aire seco pueden afectar a nuestra piel, resecándola y reduciendo su nivel de hidratación.
Teniendo en cuenta todo esto, podemos afirmar que es más peligroso el sol de montaña, que el de la playa o la piscina. De hecho, se estima que una semana esquiando, supone la misma carga solar que tres meses de playa en invierno. Por eso, siempre es importante dar a nuestra piel unos cuidados especiales cuando nos encontremos en las grandes alturas. Ejemplo de quemadura en alta montaña con nieve:
Si queremos un cuidado perfecto, debemos usar un índice de protección acorde con nuestro tipo de piel, pero lo más recomendable es usar uno que no esté por debajo de 30. Es importante aplicarnos la crema al menos veinte minutos antes de la exposición solar y repetir cada dos horas.
SOBRE LAS GAFAS DE SOL
LA LUZ SOLAR
La radiación que emite el sol incluye un amplio espectro de frecuencias. Pero las que son realmente esenciales para la vida en la tierra son sólo una pequeña parte del total: la radiación ultravioleta (UV), la luz visible y la radiación infrarroja (IR).
Los rayos ultravioleta no son visibles para el ojo humano. Se dividen en:
- UVC: la capa de ozono los detiene. Actualmente, el deterioro de la capa de ozono permite que más cantidad de esta radiación nos alcance con el consiguiente peligro que supone.
- UVB: capaces de producir dolorosas quemaduras en la córnea. El cristalino del ojo las detiene impidiendo que penetren.
- UVA: son los más peligrosos. Atraviesan la córnea y también el cristalino alcanzando la retina, a la que pueden llegar a dañar. Otras consecuencias son las cataratas y en casos extremos, la ceguera. Aceleran el envejecimiento.
- La luz visible, aquella que el ojo humano es capaz de percibir, llega a producir con el tiempo degeneración macular.
- Los rayos infrarrojos también son invisibles. En condiciones normales no dañan el ojo.
FACTORES DE RIESGO
- La altitud: a mayor altitud, menos atmósfera para protegernos y por tanto más radiación.
- La latitud: cuanto más cerca del ecuador mayor peligro. Por otro lado, el agujero en la capa de ozono, especialmente el localizado en torno al Polo Sur, incrementa considerablemente el riesgo en las regiones antárticas a pesar de su distancia al ecuador.
- La estación: En el hemisferio norte, junio y julio son los más peligrosos. En el sur el riesgo mayor es en diciembre y enero.
- La hora: entre las 10AM y las 2PM se concentra el máximo de radiación.
- La nubosidad: las nubes no nos protegen: dejan pasar el 90% de la radiación ultravioleta. Es un error pensar que podemos prescindir de las gafas de sol un día de verano sólo por que está nublado y la luz molesta menos.
- El entorno: La radiación e incrementa un 20% en la arena, un 30% en el agua y un 90% en la nieve.
- La edad: cuidado con los niños, cuyos ojos son especialmente vulnerables al sol. Hasta de los 18 años el cristalino no se ha terminado de formar. Ellos deben usar protección adecuada.
- El color de los ojos: Las personas de ojos claros tienen menos protección natural.
Categoría del filtro | % de absorción | Uso |
0 | 0 a 20% | Días de poca luminosidad, nublados |
1 | 20 a 57% | Días de luminosidad media |
2 | 57 a 82% | Días soleados de final de otoño, invierno y principio de primavera |
3 | 82 a 92% | Días muy soleados, actividades al aire libre. Es la más habitual |
4 | 92 a 97% | Nieve, altitudes superiores a 3000 m. No apto para conducción |
COMPRAR GAFAS DE SOL
- Las gafas de sol elegidas deben tener un filtro 3 o 4, dependiendo de la altitud a la que vayas a llegar.
- Si las lentes son polarizadas, ¡mucho mejor! Este tipo de cristales, además de proteger de la radiación ultravioleta, evitan el deslumbramiento que puede provocar el reflejo de la luz en una roca o en la nieve. Y, si el día está nublado, ¡también favorecen que percibamos correctamente los contrastes de luz y evitemos un tropiezo!
- Para esquiar o practicar otros deportes de nieve, lo recomendable es que las gafas de sol sean tipo máscara, porque cubren los ojos totalmente y no se caen. Las lentes, es preferible que sean de material orgánico, ya que son más ligeras y resistentes a golpes y ralladuras que las de material mineral.
- En cuanto al color, el marrón es el más recomendable. Si el día es nublado, mejor el amarillo.
CEGUERA DE LAS NIEVES
Se trata de la pérdida de la vista o conjuntivitis temporal a causa de la exposición al sol o la reverberación.
Es una enfermedad temporal causada por la exposición de los ojos a la radiación ultravioleta y al albedo de la nieves durante un período de tiempo comprendido entre cuatro y doce horas en una zona nevada sin la debida protección mediante gafas con un adecuado filtro solar.
No es necesario permanecer todo ese tiempo de forma continuada. Los síntomas de la ceguera de las nieves pueden aparecer con la retirada de la protección ocular a lo largo de breves intervalos de tiempo. Los síntomas de la ceguera de las nieves son hiperemia predominantemente conjuntival, intensa fotofobia y lagrimeo, pérdida de visión, sensación de arenilla intraocular y dolor intenso. Se trata de una lesión reversible que suele resolverse sin secuelas en 48 horas, pero las fuertes molestias y la ceguera hacen que tenga una gran importancia en los deportes de montaña, ya que resulta completamente incapacitante.
El tratamiento se basa en analgésicos, reposo absoluto de los ojos mediante parches oculares y colirios de antibióticos para evitar la infección, que es la complicación que aparece con más frecuencia.
Otras lesiones crónicas relacionadas, como son las cataratas en el cristalino o las degeneraciones retinianas, se suelen dar en poblaciones de mar o de vida en grandes altitudes, y normalmente en personas de avanzada edad.La ceguera de las nieves se produce incluso con cielo nublado.
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